La falsa creencia de que los dispositivos móviles nos hacen más productivos

Los dispositivos móviles han exacerbado una cultura laboral de disponibilidad en cualquier lugar y en cualquier momento, borrando la diferencia entre los horarios de trabajo y los de descanso. Esto ha generado que algunos empresarios hayan ido poco a poco promoviendo la utilización de los teléfonos inteligentes como herramientas de trabajo, asumiendo que incrementan la productividad.

Auspiciado por esta creencia y por una cultura de hiperconectividad, la mayoría de los trabajadores utilizan los teléfonos inteligentes como parte de su rutina diaria; sin embargo, se ha demostrado que también pueden ser importantes distractores.

Durante mi trayectoria como consultora me ha tocado trabajar muy de cerca con gerentes y directivos y no deja de sorprenderme su creciente preocupación por el uso inadecuado de teléfonos inteligentes de sus empleados durante el tiempo de trabajo.

Es habitual que los trabajadores  tengan sus dispositivos  frente o al lado de sus ordenadores y estén atendiendo conversaciones, chats, mirando fotografías, noticias, entre otros, así como también ver como muchos ejecutivos ponen más atención al aparato que a una conversación o a una reunión de negocios.

Nos hemos hecho tan adictos a los teléfonos que una encuesta publicada por Mashable en febrero 2013 a más de 700 personas en Europa y EEUU demostró que el 85% de los usuarios prefieren quedarse sin agua a tener que estar desconectados de sus correos y aplicaciones favoritas, entre ellas Facebook.

Esta adicción no solo provoca quejas en lugares de trabajo, sino además pérdidas de productividad, tiempo y dinero; ya que los teléfonos, al  fragmentar nuestros periodos de atención en múltiples tareas, conducen a la pérdida de concentración.

Una investigación llevada a cabo en los estudiantes de la Universidad de Stanford  demostró que que las personas con un perfil de multitarea elevada encontraban muchas más dificultades para diferenciar entre lo importante y lo secundario, retenían menos datos y, además, eran también más lentos al cambiar de una tarea a otra.

¿Qué están haciendo las empresas para atajar esta situación?

Algunos ejecutivos aseguran que ignorar los mensajes en tiempo real es buscarse problemas y afirman que usan sus teléfonos  por razones legítimas, como responder a pedidos urgentes. Sin embargo, resulta difícil confirmar esto cuando la conexión a Internet, al hacerse a través de los dispositivos móviles, escapa de los mecanismos de control empresarial.

En la actualidad pocas organizaciones cuentan con regulaciones o una política con respecto al uso de teléfonos inteligentes, más allá de la recomendación de apagarlos al inicio de una reunión.

Conozco una empresa colombiana donde obligan a sus empleados a colocar sus teléfonos en un casillero al inicio de la jornada laboral, brindándoles un número de teléfono fijo donde pueden recibir llamadas. Sin embargo, decretar una acción de este tipo puede resultar contraproducente,  generando resentimientos entre los empleados.

Para resolver esto, es oportuno, en primer lugar, definir una política clara del uso de dispositivos móviles y  comunicarla a los empleados, sensibilizando acerca de los motivos que generaron esta decisión y los beneficios que generará tanto a la empresa como a ellos mismos.  Asimismo, cuando se propone un cambio, el modelaje es clave. En las organizaciones no basta con decretar los cambios, deben ser liderados y contar con el compromiso del alto nivel ejecutivo.

Puede resultar de gran utilidad apuntar a la visión, misión y valores de la compañía y cómo el uso inadecuado de los teléfonos, Skype, Facebook, entre otros;  podría perjudicar el cumplimiento de los mismos. Por ejemplo, si uno de los valores es “disciplina”; entonces explicar de qué manera podemos reforzar este valor evitando  interrupciones de estos dispositivos en nuestro trabajo. A veces basta con aplicar las normas básicas de una buena comunicación, definir protocolos y normas que sean respetadas por todos.

A nivel individual, la proactividad en este sentido juega un rol clave. Existe la posibilidad en algunos equipos, especialmente los del sistema Android, de apagar las sincronizaciones automáticas de aplicaciones para evitar la tentación de revisar notificaciones constantemente. Asimismo, equipos como el nuevo Blackberry Z10 permite la posibilidad de tener dos perfiles, uno laboral y otro personal para evitar que uno interfiera con el otro.

Sin duda la tecnología es necesaria ya que son muchas las ventajas que nos ha traído. Sin embargo,  se debe dosificar su utilización. El deseo de ser protagonista, estar comunicado e informado de todo lo que sucede a nuestro alrededor requiere  disciplina y autocontrol para  evitar que la tecnología  se convierta en un detractor de nuestra productividad.

>>> Vea también nuestro artículo en: http://cwv.com.ve/cwv3_3.pdf 

Déjanos tu comentario

es_ESSpanish