Altruismo: La clave del liderazgo efectivo sostenible

Tienes una reunión importante a primera hora de la mañana. Decides salir media hora antes de lo acostumbrado para poder llegar a tiempo. Sin embargo, hay un accidente en la vía y resulta imp0sible llegar a la hora. Mientras vas en la vía, te notifican acerca de una solicitud urgente de un cliente, mientras que una propuesta comercial que dabas por aceptada, se pospone nuevamente. Mientras tanto, ya tenso por diferentes imprevistos, te llaman varias veces, pero hay fallas de recepción y no logras escuchar con claridad. Luego, te llega un correo, mal escrito y cargado de descontento, por parte de un cliente. No hace falta mucho esfuerzo para hacerte sentir peor y forzarte a salir de control, pero la reunión no ha sido pospuesta, otros directivos influyentes esperan por tu llegada, probablemente tan molestos como tú, o más. ¿Qué puedes hacer para evitar que esta historia termine en malas decisiones, pugnacidades internas y una epidemia de emociones destructivas en la organización?

El Sacrificio y sus límites

Richard Boyatzis, experto en Inteligencia Emocional y Liderazgo, ha identificado dos elementos clave que se contraponen para lograr un liderazgo efectivo que pueda mantenerse por largos períodos de tiempo. El primer elemento es identificado como el Síndrome del Sacrificio, el cual sufren los líderes que deciden realizar un esfuerzo adicional de manera individual para asumir los retos que se le presentan cotidianamente. El Síndrome del Sacrificio se dispara cuando los líderes sienten la presión de la responsabilidad, la necesidad permanente de controlar sus emociones, las crisis y las amenazas presentadas en la vida cotidiana. Este conjunto de experiencias disparan respuestas emocionales, cognitivas y fisiológicas que pueden devenir en un estrés crónico, que por ser experimentado con mayor facilidad por los líderes, ha sido llamada Estrés del Poder. Este tipo de estrés, genera un impacto indeseable sobre la salud individual del líder, pero también genera una caja de resonancia de emociones destructivas en la organización. Como plantean Goleman y Boyatzis, los líderes suelen tener una mayor exposición y reciben mayor atención. Esto implica que sus emociones pueden contagiarse con facilidad a lo largo y ancho de la organización, de manera consciente o inconsciente. Razón por la cual, el liderazgo va perdiendo su efectividad a medida que se desgasta por las presiones cotidianas, disminuyendo el rendimiento de la organización, en términos generales. Por esta razón, aunque el sacrificio es admirado en nuestra cultura, no es suficiente. Los líderes requieren desarrollar la capacidad de renovarse constantemente por su bien, el de su equipo y el de la organización.

Altruismo: Un nuevo aire

Boyatzis, junto con otros investigadores, ha desarrollado un modelo que permite desarrollar actividades de renovación que permitan fomentar un ciclo positivo que contrarreste los efectos del desgaste generado por el Estrés del Poder. De acuerdo con el modelo de Boyatzis, hay cuatro elementos que permiten reconstruir nuestras capacidades para mantener la efectividad como líderes. Estos elementos son:

  1. Altruismo: entender a los demás, con la intención de apoyarlos y realizar acciones desinteresadas y espontáneas por el bien ajeno activa mecanismos emocionales, cognitivos y fisiológicos que permiten recuperar de manera acelerada nuestra efectividad
  2. Esperanza: la expectativa de un futuro mejor, aunque sea incierto, ayuda a sobrellevar momentos difíciles.
  3. Auto-conciencia: el conocimiento de nuestras propias reacciones permite identificar cuando es necesario tomar un nuevo aire, posponer una conversación difícil o reorientar nuestros pensamientos y sentimientos.
  4. Diversión: la risa, el juego y pasarla bien con seres queridos permiten recuperarse y activa respuestas positivas, tanto a nivel cognitivo, como emocional y facilita comportamientos efectivos durante y posterior a las actividades placenteras.

En este sentido, aunque todos los elementos son transversales a la vida personal y profesional, es mucho más probable que la esperanza y la auto-conciencia, deban mantenerse con la misma intensidad en todos los ámbitos, mientras que la diversión, es más variable y puede requerir de un esfuerzo consciente para planificar actividades, en momentos difíciles. En cambio, el altruismo, puede ser practicado de manera consistente en el trabajo y en la vida personal. Contribuir al crecimiento de los miembros del equipo, así como de nuestros seres queridos, es una herramienta poderosa para recuperarse de los efectos negativos del estrés. Lo más importante es practicarlo desde el entendimiento, de manera desinteresada o si no se convierte en una responsabilidad más, asociada a normas y metas establecidas. Por esto, es recomendable ser verdaderamente altruista, por nuestro propio bien.

Como dice Boyatzis, “es sentido común, pero no es una práctica común”.

Fuente: Blog de organizaciones inteligentes

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