Autor: Raquel Zambrano, CEO de Henka Consulting
El miedo es una emoción fundamental, universal y necesaria. Los seres humanos hemos sido programados con esta emoción naturalmente, para responder y reaccionar ante los peligros para la supervivencia y la conservación de la especie (Darwin, 1872).
El miedo puede ayudarnos a reaccionar y librarnos de situaciones de peligro, pero también puede paralizar e inhibir.
Los miedos no siempre se presentan de la misma manera en los seres humanos, y estos pueden variar y durar de acuerdo con la percepción de peligro de cada quien.
En el campo laboral algunos autores, (Pilar Jericó (2006) han propuesto clasificaciones y tipos de miedo, con base a lo que temen los empleados en el lugar de trabajo. No obstante, algunas investigaciones han logrado evidenciar que el miedo no solo se presenta en los trabajadores sino también en los directivos y gerentes. Jericó, señala que los miedos emergen cuando son puestos en riesgo o en peligro las necesidades humanas de los trabajadores y gerentes, es decir, cuando se ven amenazadas las motivaciones. (Pirámide de Maslow).
El miedo genera reacciones psicológicas (creencias negativas, pérdida de confianza, sentimiento de fracaso, dificultad de atención, sensación de impotencia, stress, fobia), reacciones fisiológicas (se eleva la tensión sanguínea, aumento de la frecuencia cardiaca, descarga de adrenalina, pupilas dilatadas, entre otras) y reacciones conductuales (irritabilidad, aislamiento, descontrol, angustia, sobresalto).
Según Pilar Jericó, los principales miedos laborales son:
- Miedo al rechazo y no supervivencia en la organización (perder el trabajo, a no cumplir las expectativas)
- Miedo al fracaso (error, asumir riesgos, tomar decisiones, a no ser reconocido)
- Miedo a la pérdida de poder (perder un puesto de influencia, estatus social)
- Miedo al cambio (a lo desconocido, a no estar preparado, a asumir nuevas responsabilidades, dificultad para aprender, entre otros)
Sin duda ese tipo de miedos genera un impacto en el comportamiento individual y en el funcionamiento organizacional, impactando la productividad, el clima laboral y el logro de los objetivos. Entre los principales impactos quiero resaltar 4 aspectos a considerar: el silencio de los trabajadores, poco interés por innovar, la resistencia al cambio y dificultad para la toma de decisiones.
- El silencio de los trabajadores: los trabajadores prefieren a menudo permanecer en silencio por temor a las consecuencias negativas que podrían tener a nivel personal y profesional, en caso de exponer temas difíciles, como los errores, los problemas y las ideas para cambiar lo que no funciona en la organización. Tienen miedo de admitir sus errores o a manifestar inconformidades por temor a ser culpados o que lo supervisores pueden verse involucrados y tomar reprimendas, o pueden ser etiquetados o ser mal vistos, perdiendo la confianza y el respeto de sus compañeros. Al final el efecto en la organización es que los errores no se corrigen, se disminuye la productividad, y la persona puede asumir una actitud complaciente para poder sobrevivir o termina saliendo de la organización de forma voluntaria.
- Poco interés por innovar es otro de los impactos que genera el miedo en los colaboradores. El miedo en los empleados limita sus capacidades innovadoras. Esto se debe a factores psicológicos del individuo, como el miedo a hablar y el miedo hacer el ridículo. Los empleados pueden considerar que sus ideas no van a ser aceptadas o que van a ser motivo de burla o consecuencias como la pérdida del trabajo, en caso de que no funcione. Cuando aparece el miedo, la mente no puede concentrarse, por lo tanto, hace al individuo menos creativo ya que se preocupa más en no tomar riesgos y no fallar.
- Resistencia al cambio, es una manifestación de miedo a perder el control. Esto se debe a que en cualquier situación de cambio los trabajadores perciben que tendrán una pérdida, y además miedo a lo desconocido, lo que genera que las mentes se cierren a cualquier justificación de por qué es necesario el cambio. Se cierren a desaprender lo que les ha dado seguridad y aprender nuevamente, lo que genera un esfuerzo adicional y muchas veces cambios en sus paradigmas. Defienden el pasado y el statu quo porque les da estabilidad.
- Dificultad para tomar decisiones. La toma de decisiones en las organizaciones está basada en el tipo de información y de conocimiento de que se dispone. Sin embargo, el miedo puede incapacitar a quienes toman las decisiones y más aun en el entorno de tanta incertidumbre que estamos viviendo.
Uno de los procesos donde se puede manifestar, es en los casos de los procesos de transformación del negocio, en la planificación estratégica o en lanzar nuevos productos o servicios y realizar inversiones. En estos casos el grado de certidumbre se ve afectado por miedo a lo desconocido.
Como un modo de evitar estos riesgos los gerentes a menudo se cohíben de entrar en aguas turbulentas, posponiendo y no tomando las decisiones que puedan significar riesgo, como forma de protección ante la incertidumbre y la ambigüedad del entorno.
En estos procesos los ejecutivos se ven obligados a mirar más allá de lo conocido, a salir de su zona de confort y mantenerse en la ambigüedad, en la necesidad de aprender y conocer nuevas maneras de pensar a veces muy disruptivas o desconocidas. Se requiere coraje y asumir riesgos, caso contrario, el miedo no permitirá que se arriesguen.
Sin duda el miedo es un factor a considerar en la cultura organizacional, no es fácil a veces identificarlo en las creencias y paradigmas que comparten colaboradores y ejecutivos.
No hay que tener miedo para asumir que se tiene miedo, lo importante es que no paralice la innovación, la confianza, la seguridad psicológica, la adopción de los cambios y la toma de decisiones, elementos clave para continuar evolucionando en el mundo actual. De ser así, hay que implantar estrategias dirigidas a erradicar las creencias y paradigmas limitantes, para consolidar un ambiente de confianza, seguridad psicológica, trasparencia y de apertura al riesgo, de manera que los integrantes de la organización sientan seguridad en un ambiente propicio.