Lo verdaderamente importante para transformarse e implementar la agilidad es quererlo.
¿Cómo implementar la agilidad? Esa es la pregunta a responder.
Muchas organizaciones han comenzado «haciendo agilidad», es decir conformando equipos multifuncionales que aplican los marcos ágiles como Scrum para desarrollar proyectos. Otras, se han enfocado en transformar la cultura pero sin cambiar el mindset de los colaboradores a nivel de comportamiento, mentalidad y valores y/o el mindset y talento a nivel de los líderes.
Sin duda, todos los caminos conducen a Roma. Lo cierto es que antes de SER y HACER agilidad deben las organizaciones QUERER la agilidad. Para ello debe haber un compromiso y accionar visible de los directivos definiendo el norte claro: dónde quieren estar, para qué y por qué quieren ser ágiles.
¿Cuál es el propósito que moverá a toda una organización a dejar la forma de pensar y hacer de muchos años? Tomar un nuevo camino puede llenar de incertidumbre pero significará evolucionar, crecer y adaptarse, aprovechando las oportunidades del entorno.
Transitando la autopista del cambio hacia la agilidad
Se debe dejar atrás la cultura organizacional que antepone las viejas costumbres y formas de trabajo tradicionales:
- Los resultados sobre las personas, lo que deja de lado el espacio de aprendizaje e innovación, la experimentación y el error.
- La estructura tradicional de jerarquías, con una toma de decisión centralizada
- Los excesivos comités, reuniones burocráticas
- La visión de silos
Es decir, todo aquello que en su momento nos hizo exitosos y que nos hacía sentir seguros para manejar la complejidad organizacional en un entorno bastante estable, entorno que ya no es el mismo.
El deseo de cambiar parte de comprender que lo que hemos hecho bien en el pasado no es la fórmula para asegurar el presente y el futuro.
El entorno cambió, el mundo es otro, por tanto, debemos aceptar la necesidad de cambiar y preguntarnos si la forma en cómo hemos aportado valor sigue vigente y nos mueve a un estado continuo de evolución. No hagamos las cosas porque es la moda o porque lo está haciendo mi competidor o todos en la industria, sino porque realmente estamos verdaderamente convencidos que es el camino.
Este es el primer paso, la autoconciencia de revisarnos profundamente para identificar lo que se debe rediseñar y para eso hay que abrir la mente, explorar continuamente las opciones y las oportunidades y desear experimentar a pesar de los riesgos, aprender constantemente y aportar valor de manera exponencial.
Las herramientas de gestión en el mundo empresarial siempre han evolucionado lo importante es cómo las utilizamos.
Las organizaciones deben tomarse el tiempo hoy más que nunca para repensar su propósito, definir claramente la ruta, su plan de transformación y desarrollar el minsdset, la cultura, el talento y el liderazgo necesario para lograrlo. El camino de la transformación es un desafío que requiere aprendizaje, perseverancia y disciplina y como dijo Martin Luther King:
«Si no puedes volar, corre, si no puedes correr, camina, si no puedes caminar, gatea. Sin importar lo que hagas sigue avanzado hacia adelante»
En Henka hacemos del cambio un lugar seguro
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