¿Involucrado o comprometido?

Los sueños parecen al principio imposibles, luego improbables; pero cuando aparece el compromiso se vuelven inevitables;” así señala Mahatma Gandhi el camino hacia los logros superiores. Sin esa fuerza, todo queda en promesas, esperanzas y hasta en pesadillas.

¿Qué cualidades exhiben personas verdaderamente comprometidas?
“Mi jefe es exigente, obsesivo con el detalle y ejerce demasiada presión. Es extenuante ser parte de su equipo,” diría alguien que podría no entender que, en realidad, más que exigencia lo que su jefe posee es un compromiso irrestricto con la excelencia en la preparación, para alcanzar un nivel de desempeño jamás conocido. A él o ella no le interesa contar con los que apenas se involucran. Claro, también hay jefes aniquiladores de la motivación por sus demandas ilógicas y despiadadas, su desconsideración e irrespeto; pero concentremos la atención en los que deciden llevar lejos a su equipo y lo logran.
Según Jack Welch, los verdaderos líderes inspiran a los miembros de su equipo a soñar más, a aprender más, a exigirse más, a hacer más y a ser mejores integralmente. Para ello, agrega, son abiertos, constructivos y ayudan a sus dirigidos a encontrar un propósito a su trabajo como medio para aumentar el compromiso individual con la organización. Hay líderes que inspiran mientras dirigen y otros que dirigen, pero sin desatar la mínima inspiración.

En general, las personas sensatas tienden a recordar con más afecto y agradecimiento a aquel jefe que les enseñó a madurar, crecer, ganar y llegar lejos. Incluso, saben colocar las cualidades y limitaciones de esos jefes en una justa balanza. Reconocen que con ellos no hay tiempo que perder, ni espacio para que ingresen la pereza, la desidia y mucho menos el miedo. Por eso, es clave la tolerancia a la alta disciplina, por parte de los dirigidos; y, la inteligencia emocional para evitar los excesos de poder, por parte del líder.

Lo anterior no significa ausencia de discrepancias, sino lo contrario. Como todos quieren lo mejor para el equipo y para sí mismos, la comunicación franca se convierte en una norma. Por más complicada que sea una diferencia entre dos o más miembros, siempre se está a una conversación de distancia de resolver o de empezar a disolver esa tensión. El diálogo honesto y adecuado evita la pérdida de enfoque. Las personas comprometidas entienden que sus líderes y colegas son seres pensantes que saben cómo mejorar las cosas, entonces aprovechan esa sabiduría colectiva para confrontar perspectivas y enriquecer las decisiones.

Del compromiso nace la implacable persistencia en el esfuerzo. Tal como afirma Calvin Coolidge: “Nada en el mundo puede reemplazar la persistencia. No lo hará el talento, nada es más común que gente talentosa fracasada; no lo hará la genialidad es casi proverbial un genio que no recibe recompensas. Tampoco lo hará la educación, el mundo está lleno de marginados bien educados que andan a la deriva. Solo la persistencia y la determinación son omnipotentes.”

Las personas apenas involucradas dan algo de sí mismas; pero las comprometidas se dan por una causa, jamás se rinden al asumir con disciplina la responsabilidad de ser mejores líderes y miembros para llevar su equipo a la cima.

¿A cuál categoría perteneces?

 

Tomado de Blog de Germán Retana

Déjanos tu comentario

es_ESSpanish