Gerencia: una responsabilidad de todos

Cuando era mucho más joven y empezaba a trabajar profesionalmente, no lograba entender con claridad la responsabilidad de un gerente. Ciertamente, mis padres lograron con mucho esfuerzo ocupar esta posición en sus carreras, dedicados durante décadas a su oficio, con una disciplina admirable. Actualmente, el mundo del trabajo ha cambiado globalmente y es muy difícil decir que dentro de las aspiraciones de nuestra generación esté salir jubilados por las instituciones o empresas donde trabajamos. En realidad, el panorama de las carreras profesionales y los oficios se han transformado tanto que ya es una necesidad y una aspiración, cierto nivel de emprendimiento – bien sea interno o externo – para cualquier profesional ambicioso en la actualidad. La permanencia de una persona en una empresa es una variable que pierde cada vez más relevancia, en un entorno económico, político y social donde las empresas pueden desaparecer de un día para otro y los profesionales están cada vez más ansiosos por alcanzar su propósito en la vida y que su oficio esté alineado armónicamente con éste.

Por eso, recuerdo como con cierta ingenuidad, antes de ocupar un puesto gerencial, veía la gerencia como algo muy diferente a lo que es en realidad. Por eso agradezco por todos los excelentes gerentes con los que he compartido y, sobretodo, por aquellos que fueron muy deficientes, ya que me enseñaron quién quería ser y qué fallas debía evitar. Es fascinante ver como durante la ejecución de un proyecto, aquellos errores que criticaba tanto como supervisado son tan fáciles de cometer, ahora que puedo verlo desde la posición de gerente.

En este sentido, estos “errores” suelen ser la consecuencia de una mentalidad o, en todo caso, una cultura de trabajo, que implica que las responsabilidades clave de la gerencia (planificar, organizar, controlar y dirigir) son exclusivas de los gerentes. En realidad, de manera implícita, muchas tendencias recientes de gestión como las prácticas para la gestión del tiempo, la gestión de la energía, los equipos de alto desempeño, el empoderamiento, las estructuras horizontales e incluso herramientas como el coaching, la oratoria, la gestión de proyectos y de calidad, que solían ser temas supervisorios, cada vez se ven más diluidos dentro de las actividades y responsabilidades, a todos los niveles de la organización.

En resumen, la gerencia es responsabilidad de todos, de la siguiente forma:

1. Planificar: la definición de objetivos difícilmente puede ser efectiva si no está vinculada con la realidad de la operación y, por ende, con la experiencia, aspiraciones, conocimiento y motivaciones de quién ejecuta. De la misma forma, la responsabilidad de planificación de un gerente, puede incluir un cronograma general de actividades, hitos destacados y responsables clave, pero cada quién es responsable de cumplir con las tareas diarias, la puntualidad con la que las ejecuta y la calidad de su trabajo.

2. Organizar: establecer roles y responsabilidades dentro de los equipos es un aspecto clave de la gerencia. Ponerlos en funcionamiento, en definitiva, es una responsabilidad compartida dentro de la empresa. Sin personas que le den vida a los roles, que fomenten la fluidez de los procesos, es imposible que se logren los resultados, aunque los organigramas, flujogramas y las definiciones de los cargos sean perfectos y el gerente esté completamente claro al respecto.

3. Controlar: los más rebeldes dentro de nosotros conocemos la incómoda sensación al recibir un correo pidiendo rendimiento de cuentas, avance o la solicitud de alguien de estar informado acerca del estatus de nuestro trabajo. Sin embargo, el control es indispensable para mitigar riesgos y solicitar apoyo oportunamente. Cada persona dentro de una empresa debe llevar el control de sus actividades, no hacerlo nos lleva al desorden y legitima estilos gerenciales extremadamente hostiles y autoritarios.

4. Dirigir: la práctica gerencial mejor vista y asociada al estatus y al poder, suele ser la más asociada con el gerente como persona. Sin embargo, como gerente no es extraño que se me pida aprobar determinadas actividades, se me exija cumplir con tiempos específicos o que acompañe a un profesional poco experimentado para darle un poco de confianza. Nada de esto implica pérdida de autoridad o de poder, simplemente aceptar que la dirección no es determinada por una persona, sino por los objetivos de un proceso dentro de una organización y regida por valores y principios, tanto personales, como compartidos.

En conclusión, si pudiera hablar con mi “yo” más joven del pasado, le recomendaría criticar menos, asumir mayor responsabilidad y, sobretodo, practicar la gerencia diariamente. Como dice Appelo, la gerencia es demasiado importante para dejársela solamente a los gerentes.

Déjanos tu comentario

es_ESSpanish