Presentaciones vs. Talleres: ¿Para qué utilizarlos?

Es cada vez más común encontrar confusiones entre las presentaciones y los talleres. Sin embargo, son actividades radicalmente diferentes.

En primer lugar, los roles de orador y facilitador de aprendizaje son muy distintos. En segundo lugar, la presentación es una actividad eminentemente comunicativa, mientras que los talleres se enfocan en objetivos de aprendizaje concretos. La confusión puede darse debido a que muchas veces las presentaciones se realizan como parte de las actividades de aprendizaje: se exponen algunos puntos clave de la base conceptual, se establece un marco teórico general y el facilitador coordina las sesiones con propiedad y aclara dudas de acuerdo a su nivel de experticia.

Cuando pensamos en una presentación, es inevitable pensar en oradores carismáticos: políticos de alcance internacional, empresarios de alto nivel, presentadores de televisión, etc. Los oradores carismáticos destacan por su capacidad de atraer la atención hacia ellos como parte de su trabajo para hacernos ver un punto de vista diferente, conocer un nuevo producto o simplemente conseguir nuestro apoyo.

El enfoque de una presentación es persuasivo y su objetivo es ganar adeptos para una causa común. Las prácticas necesarias para lograrlo han sido muy bien expuestos en libros como Slide:ology de Nancy Duarte y El Arte de Presentar, de Gonzalo Álvarez Marañón. En aspectos más teóricos de la argumentación y la persuasión, el Tratado de la Argumentación, de Perelman y Olbrechts-Tyteca, es un libro fundamental y fascinante. Cortejar a la audiencia para que se una a nuestros esfuerzos es una labor grandiosa que requiere de acciones expertas para poder lograrlo.

Las actividades de capacitación, como lo son los talleres, requieren un conjunto de habilidades y prácticas totalmente distintas. Es cierto que es necesario administrar la energía de los participantes, como se sabe gracias a la investigación en dinámica de grupos y andragogía, así como utilizar recursos audiovisuales cuando sea apropiado. Pero es fundamentalmente distinto ganar adeptos a construir conocimiento en conjunto. Sin embargo, no this link es extraño encontrar participantes contentos con actividades de capacitación que no les entregan una experiencia de aprendizaje. Esto ocurre porque ver una presentación bien hecha es agradable y sin duda permite aprender nuevos conceptos, pero una actividad enfocada en el aprendizaje va mucho más allá. Para tomar las lecciones de ámbitos distintos al de las empresas, podemos tomar el ejemplo del deporte. Si, hipotéticamente, Lionel Messi, se para frente a nosotros y nos explica las nociones básicas de la técnica del regate o un buen disparo frente al arco, difícilmente llamaríamos eso un taller. Lo mismo si Michael Schumacher nos muestra con una atractiva presentación multimedia como dominar un bólido de F1 a más 200 kilómetros por hora en Mónaco. Estos ejemplos pueden parecer extremos, pero es vital evaluar la necesidad de contemplar las actividades de simulación y/o práctica, como un elemento distintivo de las actividades de capacitación.

En definitiva, la base conceptual, el apoyo en la experiencia previa de los participantes, un facilitador capaz de entusiasmar a los participantes y el feedback apropiado luego de una simulación controlada son vitales para el aprendizaje efectivo.

Fuente: Blog de Organizaciones Inteligentes

 

Déjanos tu comentario

es_ESSpanish