¿Motivación o Pasión Por el Trabajo?

Una de las razones por las que decidí estudiar psicología fue para entender mejor el comportamiento humano. En gran medida, para entender por qué la gente hace las cosas que hace. Sin embargo, en psicología nunca hay una sola versión, ni respuestas simples. Paradójicamente, aunque la psicología atiende los asuntos más inquietantes de la naturaleza humana, el conocimiento psicológico es, en mi opinión, extremadamente difícil de trasladar a la práctica y muchas veces los hallazgos de laboratorio quedan relegados a las revistas académicas.

Afortunadamente, aunque críptica, la psicología sorprende con sus hallazgos y es capaz de llamar la atención de escritores talentosos, con mejores aptitudes para comunicar al público las ideas. Es el caso de Daniel Pink, quien a través de su libro “Drive: The Surprising Truth About What Motivates Us”, rescata más de 40 años de investigación en psicología para desafiar nuestros supuestos más arraigados acerca de la motivación humana. Pink afirma que nuestro desempeño es muy superior cuando hacemos algo porque queremos, sin esperar nada a cambio. De la misma forma, en un reportaje reciente de la BBC, Carinne Piekema, presenta varios estudios donde las recompensas pueden llegar incluso a afectar negativamente el desempeño. Como si esto no fuera suficiente, las recompensas y el desempeño pueden llegar a tener una relación inversa, es decir, mientras mayor sea la recompensa, peores pueden ser los resultados.

El modelo propuesto por Pink para entender este fenómeno cuenta con tres elementos, basado en la Teoría de la Autodeterminación, que son la Autonomía, la Maestría y el Propósito.

El enfoque es sencillo, al menos conceptualmente, pero vivir bajo este estilo puede ser retador. Vivir haciendo lo que uno quiere hacer es satisfactorio y esto lo podemos sentir día a día. En el trabajo, puede ser tan sencillo como conseguir una pieza de información que nos faltaba, terminar un informe o elaborar un boletín que quedó justo como queríamos. Sin embargo, trabajar con Autonomía requiere asumir riesgos que no tomamos bajo una supervisión estricta y enfocada en el detalle. La búsqueda de la Maestría requiere mucho esfuerzo, ser exigentes y disciplinados para ver las oportunidades de ser mejores incluso en las cosas que consideramos nuestras fortalezas. Y trabajar sin perder el Propósito de vista puede llegar a ser lo más difícil, pero también lo más esencial. Es fácil obtener resultados rápidos a cambio de una recompensa, pero ¿por cuánto tiempo puede sostenerse el esfuerzo a cambio de algo externo a nosotros?
En definitiva, asumir con pasión nuestros retos es trascender lo posible y convertirnos en parte de la diferencia que queremos ver en la práctica. Como diría Amiel, es encender el fuego, de una vez por todas.

 

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