Durante una conversación, si uno pide una explicación, uno podría ofenderse si le ofrecen hacerle un dibujo. Sin embargo, cada vez es más aceptado como un hecho, que la comunicación requiere todos los recursos posibles y que el texto y la voz son apenas parte de un conjunto mucho más completo. Debido al impacto gráfico y el valor que ofrecen las ilustraciones, el video de Inknowation, que coloco arriba, me parece un buen ejemplo de un uso adecuado de los recursos para hacerse entender.
En esta onda, he consultado recientemente algunos libros muy interesantes como BlahBlahBlah, de Dan Roam y Visual Meetings, de David Sibbet. Ambos libros son relativamente fáciles de usar, técnicamente hablando. El mayor reto puede ser vencer el prejuicio contra las actividades informales en el ámbito empresarial, así como utilizar simples dibujos, en lugar de una jerga sofisticada, tablas interminables y gráficos complejos.
Siendo honesto, confieso que he sido predominantemente creyente del texto, por encima de otros recursos, por la responsabilidad creativa que debe asumir el lector. Particularmente en la literatura, el texto ofrece posibilidades casi infinitas, mientras que las ilustraciones dan un marco bastante restringido. En este sentido, el propósito – comunicativo, educativo o estratégico – del uso de dibujos, texto o audiovisuales, debe ser muy claro, así como también lo adecuado del contexto.
En el ámbito empresarial, sólo en el ámbito estratégico se quieren imaginar mundos posibles que puedan construirse a través de la acción. En estos casos, una historia poderosa sirve de impulso, pero muchas veces requiere del apoyo de las ilustraciones y recursos audiovisuales para que pueda ser recombinada y reiterada cuantas veces sea necesario, para así inyectarse en la cultura de la organización. En cambio, otras acciones más concretas y cotidianas, como los resultados de un estudio o el informe de un programa de capacitación en un proyecto, requieren apoyarse en ilustraciones, diagramas y esquemas, que permitan que el texto que detalla la información pueda ser entendida, a nivel macro y micro. Claro está, las ilustraciones y diagramas pueden ser tan formales o informales como se desee.
En conclusión, en toda comunicación, así como en todo esfuerzo educativo, siempre deben tomarse en cuenta las características de la audiencia, la complejidad y propósito del mensaje y el contexto en el que el contenido va a ser interpretado.
Tomado de Blog de Organizaciones Inteligentes