¿Cómo afrontar las adversidades del entorno?

Prosperar en medio de la crisis

Hace mucho tiempo, me tocó vivir en Italia un par de años y veía con asombro a la gente comer flores de calabaza, lo que en Venezuela se le llama Auyama. Era la época de la Venezuela Saudita e Italia estaba pasando por una crisis económica muy fuerte.

Hoy, después de 30 años y en el marco de la realidad venezolana, pienso que en las organizaciones deberíamos hacer lo mismo: “comer flores de calabaza”

Como Directora de HENKA y venezolana residente en el país, he visto cómo las empresas en Venezuela por décadas nos enfrentamos una y otra vez a un entorno tan adverso, derivado de las fluctuaciones de los ingresos  petroleros así como también por los que muchos llaman hoy en día el Tsunami  cambiario. Actualmente, Venezuela está atravesando una de las peores crisis económicas  y sociales  jamás antes vistas: el fenómeno de la inflación roza dentro de los niveles más altos del mundo, sufrimos de desabastecimiento de productos de primera necesidad,  sin hablar de otros males como la inseguridad  y redes corrupción, que evidencian la pérdida de los valores en la sociedad venezolana.

Generar la capacidad para estar alertas y ser capaces de actuar frente a la adversidad  y sobrevivir a esta situación, pone a prueba nuestro ingenio y creatividad todos los días. No obstante, aún veo con preocupación y tristeza que no aprendemos. En días pasados asistí a un evento para tratar las perspectivas económicas que se avecinan, y por casualidad  llegó a mis manos una revista de negocios de fecha septiembre 2009, en la cual había un artículo referido a cómo prosperar  en medio de la crisis y al leerlo me pareció que aún sigue vigente. La diferencia radica en que la crisis actual es cada vez mayor y los cambios que se experimentan se están presentando a tal velocidad, que nos cuesta reaccionar oportunamente.

Lamentablemente, la crisis es nuestra forma de vida y ante esto hay quienes se han acostumbrado a ello y  toman acciones reactivas constantemente, otros se paralizan y siguen actuando como si no pasara nada, mientras que algunos le atribuyen la culpa a un tercero, con un locus de control externo exagerado. Sin embargo,  también hay quienes se mantienen alertas, innovando y mejorando a fin de  hacer frente a la crisis.

Cuando me detengo a analizar  los indicadores macroeconómicos y las soluciones que plantean los economistas, sin duda escapan de nuestras manos cambiar las decisiones que los gobiernos toman en esta materia, nuestra única alternativa es continuar  con una visión a largo plazo, pero con acciones que en el día a día la hagan realidad.

Se requiere un cambio de valores para poder diseñar organizaciones adecuadas a la realidad que vivimos.

Las preguntas que debemos hacernos son ¿cuál es la conducta de nuestra organización ante la crisis?, ¿cuál es nuestra forma de pensar ante la crisis?, ¿qué estamos haciendo para lograr palear el efecto en nuestras organizaciones y seguir adelante?, ¿debemos seguir pensando y actuando con una mentalidad de abundancia?, ¿necesitamos tocar fondo para darnos cuenta que nuestra mentalidad consumista debe cambiar y sustituirse por una mentalidad de sostenibilidad?

A pesar de esto, me desconsuela saber que seguimos pensando y comportándonos con mentalidad de abundancia, con una realidad que requiere de una mentalidad diferente, orientada a aprovechar al máximo lo que tenemos, usar los recursos eficientemente, promover  el máximo de reciclaje y reutilización y  el mantenimiento  como algunos de las acciones que podemos emprender. En pocas palabras: “No te comas las semillas con las que has de sembrar la cosecha del mañana»

Se requiere un cambio de valores para poder diseñar organizaciones adecuadas a la realidad que vivimos. Profundizar en cómo lograr niveles de eficiencia y de productividad partiendo de una revisión interna. Necesitamos fortalecer el compromiso con nuestra gente para contar con verdaderos aliados internos y así lograr subsistir.

¿Qué nos está pasando?

La empresa venezolana cuenta con muchas fortalezas, pero a veces nos enfrascamos en ver sólo las debilidades, también debemos tomar conciencia de ello para usarlas como palancas para el éxito. Debemos ver qué oportunidades podemos aprovechar para lograr mayores niveles de eficiencia.

En este sentido, a continuación me gustaría compartir  algunas fallas -que estoy segura- más de una vez las hemos identificado en nuestras empresas, pero que en época de bonanza no le hemos dado tanta importancia, y que en este momento son cruciales para manejarnos con eficiencia en el entorno que nos rodea.

  1. Llenarse de “cementerios tecnológicos”: Una cantidad de sistemas, desarrollos y herramientas que nadie usa y han quedado en el pasado o peor aún, tecnología de punta  subutilizada.
  2. Desaprovechar  el tiempo en reuniones interminables de las cuales no sale nada creativo sino más de lo mismo. En su lugar podemos comenzar a responder a tiempo los emails lo que puede impactar la acción oportuna de un tercero. Dicen que el tiempo es dinero, pero ¿nos hemos puesto a calcular  el tiempo que perdemos en aquellas cosas que no son verdaderamente importantes?
  3. Mantener modelos de negocio para un mercado que va desapareciendo. Todos nos hemos visto afectados por el flagelo de la inflación, la devaluación y el crecimiento exponencial de la moneda extranjera en el mercado no regulado. Hay un nuevo perfil de cliente frente a nosotros con nuevas necesidades, con menos poder adquisitivo, más conciencia del gasto y priorización de las necesidades en los consumidores, pero a veces las empresas no vemos esto.
  4. Funcionar como empresas verticales, divididas en cuotas de poder que se convierten en alcabalas para que impiden que los procesos fluyan.
  5. Fallas graves de comunicación, damos por sentado que nos comunicamos de manera efectiva pero resulta que es unos de los obstáculos más comunes para lograr la eficiencia organizacional
  6. Lentitud o parálisis en la toma de decisiones en un país donde la velocidad del cambio es mayor que la velocidad para tomar acción.
  7. Líderes sobrecargados cuya operatividad no les permite dedicar tiempo para pensar estratégicamente, sino reaccionar continuamente.
  8. Excesivo individualismo, prevalece el interés individual sobre el interés colectivo.

Consejos para líderes

En este sentido, ¿hacia dónde debemos enfocar nuestras energías como líderes de las organizaciones?

  1. Generar amor por el mantenimiento y el cuidado de lo que ya tenemos así como aprovechar al máximo los recursos  con que cuentan las organizaciones
  2. Priorizar el presupuesto pensando en lo que apoye el crecimiento o estabilidad del negocio. Por ejemplo, es preferible invertir en formación de los empleados, que en fiestas o eventos.
  3. Agilizar la toma de decisiones y eliminar la burocracia. Los presupuestos  de productos y servicios cambian a diario. El costo de no tomar una decisión oportuna puede significar un incremento significativo del presupuesto inicial.
  4. Fortalecer el contrato psicológico con nuestros colaboradores, los empleados comprometidos son la mejor defensa ante la crisis
  5. Aprovechar al máximo el talento de nuestra gente, y utilizar adecuadamente los recursos físicos y económicos.
  6. Debemos estar en capacidad de generar y transmitir las mejores prácticas, como vía para lograr procesos eficientes que puedan replicarse de manera confiable
  7.  No abarcar más de lo que se puede. Hay que centrarse y tener foco.
  8. No promover culturas empresariales paternalistas, evitar las estructuras personalizadas y la sustitución de la calidad  del perfil del personal por cantidad de personas. Exigir responsabilidad
  9. Es momento de conocer al cliente realmente, desarrollar productos enfocados en sus expectativas ver a los  clientes de manera  individualizada, no masiva.
  10. Revisar el proceso de toma de decisión, cuestionarnos todo y prepararnos para el  entorno que estamos viviendo.
  11. Debemos ser gerentes  capaces de interpretar las señales y tendencias del entorno, que nos podamos adaptar y no demos  nada por sentado. Más que nunca, debemos ser líderes que modelemos los valores de la disciplina, responsabilidad, respeto, interés colectivo con mentalidad  sustentable  y sistémica.

No podemos utilizar las estrategias del pasado para resolver los problemas del futuro, es una frase ya conocida. Estamos ante una nueva realidad que brinda retos, oportunidades y amenazas diferentes y para ello debemos primero aceptarla, para luego actuar en consecuencia.

Muchos países en el mundo, como Italia han sufrido guerras que los llevó a conocer el verdadero valor de las cosas y lo que significa aprovechar al máximo cada recurso que se tiene. De ahí, que hasta las flores de calabaza formaron parte de su dieta gastronómica. No obstante existen innumerables ejemplos de países, que actualmente están sufriendo una situación de crisis por no aprender y reiteradamente incurrir en los mismos errores.

Hoy más que nunca entiendo que no debemos seguir actuando bajo el esquema “comida para hoy, hambre para mañana”, tanto a nivel personal como en las organizaciones.

Debemos dejar el individualismo y pensar colectivamente en el bien común y aprender que si es necesario comer flores de calabaza valdrá la  pena por una Venezuela mejor y sustentable.

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